Las creencias por muy fantásticas que parezcan suelen basarse en un episodio histórico que les da sentido. Quizá la creencia, o más bien el tabú, extendida en un pequeño municipio de Madrid nos da la pista sobre una terrible enfermedad que impactó al mismísimo Goya.

En los confines de la comunidad de Madrid se encuentra Brea de Tajo, un pequeño pueblo que ha mantenido muchas de sus creencias intactas durante siglos, una de ellas hoy día resulta de lo más llamativo, consiste en no comer gachas el día en el que haya fallecido algún vecino del pueblo. La leyenda dice que aunque esta especie de puré no se haya comido todavía es conveniente tirarlo pues el fantasma del muerto podría regresar del más allá para removerlo con el dedo.

Las gachas es un plato muy extendido en toda esta región y buena parte de La Mancha, ideal para combatir el frío y de muy escaso coste ya que se basa en la harina de almortas. Es un plato delicioso pero es cierto que el origen de la palabra almorta que sería una forma mozárabe de decir “la muerte” no ayuda a quitarle esta tétrica fama. Tampoco lo hacen otros nombres populares, poco o nada agraciados como “diente de muerto”.
Esto lógicamente generó la medida cautelar de tirar las gachas al verlas como una posible fuente de contagio. Y aunque realmente no existe una intoxicación por contacto si es cierto que las almortas esconden ciertos aminoácidos que pueden desencadenar un terrible veneno. El latirismo.
Hoy día no supone ningún peligro comer esta legumbre pero bien es cierto que su consumo indiscriminado puede tener fatales consecuencias. Hace siglos, cuando por su bajo coste las almortas eran el alimento tradicional de las clases desfavorecidas hubo familias en las que se convirtió casi en el único alimento en el que se basaba su dieta, generando sin saberlo una intoxicación denominada latirismo cuyos principales daños afectan a los sistemas nervioso y óseo, provocando deformaciones y parálisis especialmente en los miembros inferiores.
Curiosamente en los años 40 del pasado siglo XX en España hubo un repunte de lirismo a raíz de la depresión económica que supuso la guerra civil, aunque ya pasó anteriormente por ejemplo tras la guerra de la independencia donde Goya inmortalizó todas aquellas tragedias que provocó la carestía en grabados como “Los desastres de la guerra” en los cuales, concretamente en el número 51, se dedica una lámina titulada “Gracias a la almorta”en ella aparecen unos personajes famélicos junto a una mujer que parece no poder moverse del suelo compartiendo todos juntos una fuente de gachas.
¿Sería este atávico terror al latirismo lo que provocó las leyendas y mitos en torno a las gachas? ¿O esconde alguna explicación que aun se nos escapa?

En mi libro “Martinico, el duende de Mondéjar” gracias a documentos y fuentes históricas, trato de desvelar el origen de muchas de las tradiciones, creencias y mitos de la comarca de la Alcarria Baja.