Los museos y colecciones de Madrid nunca dejan de sorprender. La pieza que hoy nos ocupa resulta ser un objeto extraterrestre. Si, digo bien, un extraterreste en un museo de Madrid.

Más de 300 meteoritos en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid
Para conocerlo nos vamos a desplazar al Museo de Ciencias Naturales. ¡Allí hay cerca de 300! Antes de que penséis que se me ha ido la cabeza del todo, me explico: Cuando hablamos de piezas extraterrestres me refiero a meteoritos. Este museo madrileño cuenta con una de las mejores colecciones de bólidos espaciales del mundo.
Como sería largo dedicar unas líneas a cada uno de ellos, vamos a ocuparnos del más madrileño de todos. El caído en nuestra ciudad, el 10 de febrero de 1896. Por ser fechas relativamente recientes, hubo numerosos registros de su caída e incluso se calculó la hora exacta del impacto: las 9 horas, 29 minutos, 30 segundos.
En esas fechas España se encontraba a las puertas de las guerras de independencia de Cuba y Filipinas y lógicamente un episodio así hubiese sido un mal augurio en otros tiempos, pero los periódicos del momento (La Época, La Gaceta de Madrid) lo narraron con un carácter más científico que profético, no obstante revistas como Mundo Nuevo, se dejaron llevar por el sensacionalismo tildando el hecho como propio de «un día siniestro de milenario».
El meteorito que cayó en Madrid en 1896

Gracias a estos periódicos sabemos que produjo un gran estruendo seguido de una luz muy potente acompañada de un inmenso temblor que sacudió todos los edificios de la ciudad. Esto causó el lógico miedo entre la población, «mientras muchos, cegados por el resplandor que se produjo al estallar el bólido se metían en los portales y en las tiendas, otros, aterrados por el tronido espantoso y por el retemblar de los edificios, salían de sus habitaciones». Seguidamente otros sonidos se oyeron por todo Madrid asemejándose a «una bala de cañón al rodar por el piso de una casa» .
Afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas y pronto se llevaron a cabo los estudios pertinentes que dieron origen a publicaciones científicas como la de Apolinar Federico Gredilla que con el tiempo determinarían que aquel bólido era una Condrita L6 de 18.5 gramos, es decir una roca extraterrestre y no metálica.

Actualmente, se encuentra junto con otras piezas del espacio en las vitrinas del Museo de Ciencias Naturales.
Yo no he logrado localizarla, se dice que hubo una fotografía realizada por un tal Macpherson, de la nube que formó a su llegada a Madrid aquel extraterrestre.